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miércoles, 29 de agosto de 2012

MORDISCOS EN LA GUARDERIA









Los mordiscos son un problema habitual con el cual nos encontramos las escuelas infantiles porque se dan muy a menudo. Cada año  no deja de ser una fuente de preocupación para los progenitores ya sea porque su hijo es el/la que muerde, ya sea porque es quien recibe el mordisco.
Cabe aclarar que ningún ningún/a niño pasa su jornada en la escuela sin interactuar con sus iguales y que, por tanto, cualquier modo de interacción suele ser común entre ellos.

El grupo de niños de uno a dos años es uno de los más estresantes porque, aunque estemos con cien ojos vigilándoles, los mordiscos se repiten a diario. Aunque la atención sea exquisita, es inevitable que se produzca el mordisco, el tirón de pelos o el arañazo. 



¿Por qué se comportan así a esta edad?

 
Por sobreprotección
 
Una de las consecuencias del exceso de protección es la baja tolerancia a la frustración.
Un niño de dieciocho meses a quien en casa le dan todo lo que quiere,  piensa que siempre va a ser así. ¿Por qué tendría que ser diferente en la escuela? 

Por exceso de emoción, alegría o cariño 

Muchas veces lo que acaba pareciendo una agresión no deja de ser un acto de cariño..., aunque un poco exagerado, eso sí.
A los críos les encanta tocarse y darse besos, se ponen nerviosos y simplemente se «pasan» con los cariñitos. A esta edad aún no tienen control emocional, no son capaces de canalizar las emociones intensas, se ponen nerviosos y, ¡mordisco al canto! 

Por ausencia de lenguaje oral 

Los niños de estas edades aún no saben hablar y no pueden utilizar la palabra para resolver sus conflictos.
Al no dominar la comunicación verbal, sus formas de mostrar rechazo, frustración, deseo o necesidad son un tanto aparatosas. Su agresividad es, simplemente, una manera de decir qué quieren o qué no quieren, su modo de hacerse entender y de resolver los problemas. 

Por problemas con la dentición 

Que acaben de salirles los dientes es motivo más que suficiente para morder, con desesperación, todo lo que tienen cerca.

Por costumbre

          ¿A que es gracioso cuando un bebé de seis o siete meses nos tira del pelo? Mamás, tíos y abuelos les reímos la gracia... e  incluso agachamos nuestra cabeza para que el angelito lo tenga más fácil y acceda sin dificultad a nuestro mechón de pelo o a nuestra oreja. 

Por pensamiento egocéntrico 

A esta edad los niños están en un momento evolutivo conocido como el del pensamiento egocéntrico. Y ¿qué quiere decir esto? Pues, entre otras muchas cosas, que son incapaces de ponerse en la piel de los otros. Si yo quiero ese osito, lo quiero ahora y no me preocupa que lo tengas tú; no puedo comprender que tú también lo quieras, lo quiero y te lo quito y, si te resistes, te muerdo.
Los niños de uno a dos años no son capaces de compartir. No es que sean egoístas, es que aún no saben hacerlo. 



¿Cómo corregir su comportamiento?

Se entiende que estas conductas agresivas están dentro de lo normal a esta edad, pero es necesario encauzarlas hacia otras formas de relación más adecuadas.

La clave está en corregir estos comportamientos con constancia pero sin dureza, evitando en todo momento ofrecerles modelos agresivos: la solución no es enseñarle a que muerda al que ha sido mordido.

 Los adultos debemos hacer un gran esfuerzo por escucharles, por intentar entender lo que quieren decirnos sin poder hacer uso de la palabra, por dedicarles tiempo. Por escucharles ….que no es lo mismo que oírles….Escucharles activamente, centrando nuestra atención e intención en ellos, sin  estar tan resueltos a hacer interpretaciones rápidas de su conducta y observando mucho más la nuestra.

Necesitan que nos pongamos en su lugar, necesitan comprensión.



 
¿Qué debo hacer si mi hijo muerde a los demás?


Aunque cada niño es diferente, a continuación os enumeramos algunas recomendaciones que podrían resultaros útiles para controlar a un niño que muerde:
  • Manteneos firme. Decidle que  no aceptareis que muerda a otras personas y explícadle las razones. Dedidle  también que morder lastima a los demás.
  • Sugeridle alguna forma de conducta alternativa en vez de morder. Un niño menor de 18 meses de vida quizás necesite un juguete que pueda morder.
  • Si descubrís al niño mordiendo a alguien, usad un "no" firme para contenerlo o intentad detenerlo antes de que muerda.
  • Si su niño muerde, y lo anterior no ha funcionado,probad con un pequeño castigo, quítandole un juguete favorito o  alguna actividad que disfrute.
  • No muerdais a vuestro hijo porque él mordió a otra persona. Si lo haceis, el niño probablemente crea que morder es aceptable. Tampoco le mordais  jugando, ya que esto puede inducirlo a morder a otros.
  • Elogiadlo cuando no muerda.




¿Cómo debemos actuar sus educadores en la escuela infantil? 

  • Ante un mordisco lo primero es atender al niño que ha sido agredido, calmarle y ofrecerle seguridad. 
  • Hay que hacerle entender al niño que ha mordido que lo que ha hecho no está bien y que  así hace daño a su compañero y que no debe repetirlo.
  • Hay que evitar etiquetar a los pequeños como malos o pegones . Los niños no son malos, lo que está mal es su acción y así hay que hacérselo ver..
  • Si este comportamiento es muy recurrente, convendrá apartarle de la situación y retirarle un ratito, muy breve, al rincón de la tranquilidad para que se relaje y, cuando vuelva al grupo, pueda seguir la actividad con total normalidad.
  • Nunca discriminarle, ni permitir que nadie lo haga. 


Es importante que los padres del centro entiendan que aunque un mordisco deja marcas y puede resultarles  alarmante, a priori, los tirones de pelo, arañazos , empujones… no son menos dolorosos o molestos y todos los niños en mayor o menor medida “pegan”. 

Cualquier niño, en esta etapa de sus vidas,  puede pasar a ser " mordedor" en lugar de "mordido", por ello es importante no tratar de  discriminar a ningún niño ante este echo y tratar de ser comprensivos.


martes, 28 de agosto de 2012

PERIODO DE ADAPTACIÓN EN LA GUARDE








 En cada nueva incorporación de un niño/a al centro, hay toda una historia personal propia, llena de sentimientos y vivencias intensas.
 Esta será, para la mayoría de los niños/as, la primera separación que se produce del entorno familiar, y supone para ellos/as una ampliación de su experiencia personal. En este nuevo grupo social dejará de ser "el pequeño/a", para pasar a ser "uno/a más". Conocerá a otros adultos, niños/as, espacios, objetos, así como un nuevo ritmo en sus costumbres, "manías" etc.... 
Sabemos que la familia también necesita de un tiempo de adecuación a la nueva situación que se presenta, pues a veces aparecen sentimientos de culpabilidad, dudas, desconfianzas, etc.... La forma en que el niño y la familia resuelvan la adaptación, condicionará las futuras relaciones con el centro y será un elemento básico para el proceso de socialización.

 La vivencia de la separación puede provocar sentimientos de dolor en el niño/a, así como de incertidumbre, abandono…generando manifestaciones de protesta como llantos, gritos o aferrarse a la persona que lo trae al centro .

 Consideramos que el niño/a está adaptado al centro cuando es capaz de mostrarse plenamente confiado, cuando nos acepta o rechaza según sus intereses y necesidades y establece relaciones afectivas, y cuando se siente cada vez más autónomo en este nuevo medio.

 El periodo de adaptación es un proceso individual, pero existen algunas recomendaciones básicas que os pueden servir de ayuda:

 • Es aconsejable levantar al niño/a con tiempo, para hacer el aseo y el camino al centro infantil sin excesivas prisas. Levantar al niño precipitadamente y dejarlo rápidamente en el centro educativo, puede producir una sensación de temor, agobio y nerviosismo.

 • Es recomendable evitar (en la medida de lo posible) hacer simultáneamente otros cambios en la vida del niño. No es conveniente, por ejemplo que coincida el inicio del niño/a en el centro con el paso de la cuna a la cama, con dejar los pañales, o con cambios en la alimentación. Los cambios deben introducirse de uno en uno. 

• Es importante el mensaje que le damos al niño al dejarlo en el centro infantil: Es muy aconsejable que al dejar al niño/a en el centro educativo que la madre le diga cosas como: “Quédate aquí jugando con tus amigos que después vuelvo a por ti” y que, mientras lo dice, la madre se muestre tranquila y contenta. El niño/a debe percibir coherencia entre lo que se dice con las palabras y con el cuerpo. En algunos casos los padres se muestran extremadamente nerviosos y preocupados al dejar a su pequeño en el centro infantil a pesar de que sus palabras intenten ser tranquilizadoras.

 • No hay que prolongar las despedidas en exceso. Hay que transmitir al niño/a la seguridad de que estar con sus compañeros es lo mejor para él y que, pasado un tiempo, volverá a casa. Pasados unos días el niño asociará el momento de irse a casa con la rutina previa que se realiza en el aula. 

• Al salir del centro es importante dedicar un tiempo a jugar con el niño. Es bueno que descubra que lo que hace en el centro infantil no es tan distinto de lo que se hace habitualmente en casa. Los padres deben animar a sus hijos a compartir con ellos lo que aprenden en el centro, y demostrarles alegría y entusiasmo por sus progresos.

A TODOS NUESTROS PEQUEÑOS QUE SE INCORPORAN Y A TODOS SUS PAPAS, BIENVENIDOS ¡¡¡

sábado, 25 de agosto de 2012

Cuentos con valores






Hola a todos, después de un verano intenso, vuelvo con muchas ganas y energía para comenzar este curso 12/13.

 Para empezar,  os quiero hablar de la educación en valores .

 Educar a nuestros hijos para que aprendan a dar valor a las cosas, a  los comportamientos...les ayudará a sentirse mejor en el entorno en que se encuentren.

Valores como la amistad, la tolerancia, el amor, la fortaleza o la honradez, por mencionar algunos de ellos, son esenciales para un desarrollo adecuado de los niños.

Los niños aprenden fundamentalmente con el ejemplo, por eso la responsabilidad que tenemos los padres en la transmisión de valores a nuestros hijos, es esencial.

Os dejo un recurso, que podéis utilizar en el día a día  con vuestros peques.
Se trata de una serie de 30 cuentos  sencillos ,  clasificados por valores, de modo que cada uno de ellos intenta transmitir al niño ese valor de una forma lúdica .

Espero que os gusten.